El hígado graso por lo general no causa síntomas. Algunas personas se sienten cansadas o tienen molestias abdominales vagas. El hígado tiende a aumentar de volumen, lo que puede ser detectado por el médico durante la exploración.
Los niños podrían mostrar síntomas, tales como dolor en medio del abdomen o en la parte superior derecha de éste y, a veces, cansancio. No obstante, primero se deben considerar otras causas para el dolor abdominal y el cansancio. Cuando se realiza el examen físico, el hígado podría encontrarse ligeramente agrandado y en algunos niños podrían haber zonas de piel con decoloración oscura (acantosis nigricans), que más comúnmente se presentan en el cuello y axila.
¿Qué causa la enfermedad por hígado graso no alcohólico y la esteatohepatitis no alcohólica?
La enfermedad por hígado graso no alcohólico es parte de un síndrome metabólico caracterizado por diabetes o prediabetes (resistencia a la insulina), gordura u obesidad, elevación de los lípidos sanguíneos como el colesterol y los triglicéridos, además de hipertensión. No todos los pacientes presentan todas las características del síndrome metabólico. Se sabe menos sobre las causas para el desarrollo de la esteatohepatitis no alcohólica y los científicos se concentran en estudiar varios factores que podrían contribuir, entre ellos los siguientes:
- Estrés oxidativo (desequilibrio entre las sustancias químicas prooxidantes y antioxidantes que deriva en daño de las células hepáticas)
- Producción y liberación de proteínas inflamatorias tóxicas (citocinas) por parte de las propias células inflamatorias, hepáticas o grasas del paciente
- Necrosis o muerte de las células hepáticas, conocida como apoptosis
Diagnóstico del hígado graso
- Análisis de sangre
- Pruebas de diagnóstico por la imagen, como la ecografía
- En ocasiones, una biopsia hepática
Si el médico sospecha la posibilidad de hígado graso, pregunta sobre el consumo de alcohol. Esta información es crucial. El consumo continuo y excesivo de alcohol puede producir una lesión hepática grave.
Los análisis de sangre para detectar anomalías en el hígado, como la inflamación, son importantes porque la inflamación puede conducir a la cirrosis. Para descartar la existencia de otros trastornos que estén causando anomalías en el hígado, como la hepatitis vírica, se realizan análisis de sangre adicionales. La ecografía, la tomografía computarizada (TC) o la resonancia magnética nuclear (RMN) abdominales permiten detectar el exceso de grasa en el hígado pero no siempre son suficientes para determinar si existe inflamación o fibrosis . . Además, las nuevas pruebas de diagnóstico por la imagen, como la elastografía por resonancia magnética (ERM) o la elastrografía por ecografía pueden determinar la presencia de tejido cicatricial o cirrosis. Sin embargo, en personas obesas, la calificación de fibrosis a veces puede elevarse de forma falsa debido a la concentración elevada de grasa, y las personas afectadas pueden requerir una biopsia hepática.
La biopsia hepática es la prueba más precisa y puede ser necesaria para confirmar el diagnóstico. En la biopsia, el médico, tras administrar un anestésico local para disminuir el dolor, introduce una aguja larga y hueca a través de la piel hasta el hígado con el objeto de obtener una pequeña muestra de tejido hepático para su examen al microscopio. La biopsia ayuda a determinar si existe hígado graso, si es debido al alcohol o a otras causas específicas, así como a determinar la gravedad de la lesión hepática.
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