Síntomas de la Psoriasis. Las manifestaciones más habituales son lesiones cutáneas en forma de placas cuyo tamaño puede variar y que se caracterizan por estar enrojecidas y recubiertas por escamas blanquecinas de forma y tamaño diferentes.
La psoriasis puede manifestarse de forma lenta o aparecer de forma repentina. Además, los síntomas pueden desaparecer durante un periodo de tiempo y volver a aparecer.
La principal lesión son las placas o manchas rojas cubiertas de escamas blanquecinas de grosor variable. Formadas por los queratinocitos que se acumulan en la piel. El tamaño y la forma de las placas varían en función del paciente e, incluso, en el mismo paciente. Estas pueden ser de pocos milímetros o llegar a cubrir zonas corporales extensas. A veces las placas pueden estar rodeadas de un anillo más claro.
Estas placas, que pueden producir picor o dolor, suelen aparecer en codos, antebrazos, rodillas, la parte baja de la espalda, la cara, las palmas de las manos y las plantas de los pies. Esto varia en cada paciente y del tipo de psoriasis que padezca
Algunas pueden tener el tamaño de la uña del dedo meñique, pero otras pueden extenderse hasta cubrir grandes superficies del cuerpo, adoptando una forma de anillo o espiral.
Las ubicaciones más frecuentes son los codos, las rodillas, el cuero cabelludo, la espalda y las nalgas.
La descamación puede ser confundida con caspa grave, pero las placas características de la psoriasis, que mezclan áreas escamosas con otras completamente normales, la distinguen de la caspa. La psoriasis también puede aparecer alrededor y debajo de las uñas, que aumentan de grosor y se deforman. Las cejas, las axilas, el ombligo y las ingles también pueden resultar afectados.
Otros síntomas de la psoriasis
Otros síntomas menos frecuentes son:
- Dolor y picazón.
- Lesiones en la boca.
- Lesiones genitales en los hombres.
- Modificaciones en las uñas que van desde el color (tonalidades entre el amarillo y el marrón), grosor (más gruesas y el desprendimiento y separación de la piel).
- Caspa. La caspa, también conocida como pitiriasis, es la descamación de la dermis del cuero cabelludo.
Diagnóstico
El diagnóstico de la enfermedad se hace mediante la observación del área donde aparecen las descamaciones y las lesiones cutáneas. A medida que la psoriasis avanza, los médicos pueden reconocer fácilmente su patrón de descamación característico. Por este motivo, en general, no hace falta hacer pruebas diagnósticas.
En algunas ocasiones los especialistas realizan una biopsia de la piel para confirmar el diagnóstico. Asi es posible descartar otras patologías que puedan compartir el aspecto y los síntomas.
Es importante tener claro que la psoriasis es una enfermedad crónica, no tiene tratamiento curativo. Si el paciente sigue la terapia y los cuidados indicados por los especialistas, el impacto sobre su calidad de vida no será muy alto.
Es clave tener en cuenta que se trata de una enfermedad inflamatoria y, como tal, puede afectar a distintas partes del organismo. Según expone Álvaro González Cantero, dermatólogo del Hospital Universitario Ramón y Cajal en España, “las defensas del cuerpo se alteran y, en vez de atacar a virus y bacterias, reconocen a la piel como algo externo y la atacan”. Y esa misma inflamación también afecta al interior del cuerpo. Por eso muchos pacientes sufren artritis, es decir, la denominada artritis psoriásica. Se estima que entre el 10% y el 30% de los pacientes con psoriasis desarrollan artritis.
También se pueden inflamar las arterias, dando lugar a arterosclerosis, con el consiguiente mayor riesgo de infarto de miocardio y otros eventos cardiovasculares. Asimismo, se ha visto que los psoriásicos tienen más riesgo de enfermedad por hígado graso.
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