El hígado graso puede estar o no inflamado. La inflamación del hígado debido a hígado graso se llama esteatohepatitis. Esta inflamación puede ocasionar la formación de cicatrices conocidas como fibrosis. La fibrosis a menudo progresa a cirrosis, debido a que la cicatrización distorsiona la estructura del hígado y deteriora su función.
El hígado graso, con o sin fibrosis, debido a cualquier trastorno, excepto al consumo de grandes cantidades de alcohol, se denomina enfermedad hepática grasa no alcohólica (EHGNA). La EHGNA se desarrolla con mayor frecuencia en las personas que presentan por lo menos una de las características del síndrome metabólico:
- Exceso de peso
- Niveles altos de grasa en la sangre (triglicéridos y colesterol)
- Resistencia a la insulina
La inflamación del hígado debida a EHGNA se denomina esteatohepatitis no alcohólica (EHNA). Esta inflamación puede ocasionar la formación de cicatrices (fibrosis) y cirrosis.
La EHGNA
La enfermedad por hígado graso no alcohólico (EHGNA). Abarca a un grupo de afecciones en las que se presenta excesiva acumulación de grasa dentro del hígado. En personas que consumen poco o nada de alcohol. La forma más común de esta enfermedad es una afección no grave conocida como hígado graso, en la que se acumula grasa dentro de las células hepáticas. A pesar de que tener grasa en el hígado no sea lo normal, la grasa en sí misma, posiblemente no daña al hígado.
Entre la gente con enfermedad por hígado graso no alcohólico, un grupo pequeño podría presentar una afección más grave, llamada esteatohepatitis no alcohólica (EHNA). En la esteatohepatitis no alcohólica, la acumulación de grasa se relaciona con una inflamación de las células hepáticas y diferentes grados de fibrosis. La esteatohepatitis no alcohólica puede ser una afección grave, capaz de derivar en la presencia de mucha fibrosis en el hígado y cirrosis.
La cirrosis ocurre cuando el hígado sufre bastantes daños y el tejido fibroso gradualmente reemplaza a las células del hígado (ver la ilustración), lo que conduce a que el hígado sea incapaz de funcionar adecuadamente. Algunos pacientes que desarrollan cirrosis podrían terminar requiriendo un trasplante de hígado (operación para extirpar el hígado dañado y reemplazarlo con otro “nuevo”).
¿Cuán comunes son la enfermedad por hígado graso no alcohólico y la esteatohepatitis no alcohólica?
La enfermedad por hígado graso no alcohólico es un trastorno muy común. Se calcula que esta enfermedad afecta hasta a 20 por ciento de personas adultas y casi 5 por ciento de niños. Se cree que la obesidad es la causa más común de infiltración grasa en el hígado.
Algunos expertos calculan que en Estados Unidos, alrededor de 66 por ciento de adultos obesos y hasta 20 por ciento de niños obesos podrían tener hígado graso. Igualmente en Estados Unidos, cerca de 2 a 5 por ciento de las personas adultas y hasta 20 por ciento de gente obesa podría padecer la afección más grave de esteatohepatitis no alcohólica, aunque se desconoce la cantidad de niños que tendría esteatohepatitis no alcohólica.
En los últimos diez años, la tasa de obesidad en Estados Unidos se ha duplicado entre los adultos y triplicado entre niños y adolescentes, lo que explicaría por qué la enfermedad por hígado graso no alcohólico y la esteatohepatitis no alcohólica se han vuelto más comunes.
¿Cuáles son los riesgos de padecer la enfermedad por hígado graso no alcohólico o la esteatohepatitis no alcohólica?
Según el Colegio Americano de Gastroenterología, la mayoría de gente con enfermedad por hígado graso no alcohólico, especialmente quienes tienen hígado graso simple sin inflamación, casi no presentan problemas fruto de la afección. No obstante, alrededor de 25 por ciento de quienes padecen esteatohepatitis no alcohólica podrían presentar fibrosis hepática que empeora con el tiempo. El avance de la fibrosis es lento y puede demorar años o hasta décadas. En algunos pacientes, la fibrosis puede estabilizarse y existen casos en los que las personas perdieron bastante peso y luego se comprobó que la fibrosis revirtió. En otras personas, en cambio, la afección continúa avanzando y se acumula tejido fibroso en el hígado, derivando en cirrosis.
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