Tratamiento de la hipertensión arterial consiste en cuidado personal y diuréticos. Seguir una dieta saludable con menos sal, ejercitarse regularmente y tomar medicamentos puede ayudar a bajar la presión arterial.
El objetivo principal del tratamiento de la hipertensión es alargar la vida del paciente libre de complicaciones. Se pretende disminuir la probabilidad de padecer un ictus, un infarto de corazón, o un fallo cardíaco o renal. Para ello, el tratamiento debe alcanzar y mantener cifras inferiores a 140/90 mmHg (“menos de 14 de máxima y 9 de mínima”).
Si le diagnostican presión arterial alta, su médico le indicará un plan de tratamiento. Es probable que le recomiende introducir cambios saludables en su estilo de vida . También podría tener que tomar medicamentos. El objetivo del tratamiento es reducir la presión arterial lo suficiente para evitar problemas más graves.
Dr. Paul Whelton, experto en hipertensión y enfermedad renal de la Universidad de Tulane
Tratamiento de la hipertensión arterial no farmacológico
El tratamiento de la hipertensión no consiste únicamente en tomar medicación, sino que el cambio del estilo de vida es tan importante, o más, que el mero hecho de tomar fármacos. En este sentido se recomienda:
- Abandonar el hábito de fumar de manera taxativa.
- Reducir el exceso de ingesta de sal en la dieta a unos 5 g/día.
- Restringir el consumo de alcohol a 20 g/día (la mitad en la mujer). Equivale a una copa de vino o una cerveza en la comida.
- Reducir el sobrepeso, si existe.
- Realizar ejercicio físico moderado de forma habitual.
Alimentación saludable
- Baja en grasas (limitar embutidos, quesos, cerdo, ternera, leche entera, pastelería).
- Moderada en hidratos de carbono (pasta, arroz, patata).
- Rica en fibra (fruta, verdura, legumbre, cereales integrales).
- Disminuir el consumo de alimentos ricos en sal (embutidos, conservas, alimentos precocinados). Una reducción moderada del consumo de sal disminuye las cifras de presión, ayuda a adelgazar, y se necesitan menos medicamentos antihipertensivos.
- Aumentar el consumo de ácidos grasos poliinsaturados omega-3 y omega-6 (pescado azul, maíz) y reducir el consumo de ácidos grasos saturados de origen animal.
- Rica en calcio (yogur, leche, huevo, alubias, sémola) magnesio (alubias, nueces, maíz, pan, lentejas) y potasio (lentejas, nueces, plátanos, patatas, zanahoria, tomate). Estos son recomendables porque podrían reducir la presión.
Tratamiento de la hipertensión arterial farmacológico
Además de los cambios del estilo de vida, que siempre se deben hacer, la gran mayoría de los pacientes también deben tomar medicamentos para bajar la presión.
El mayor beneficio de los medicamentos es el propio hecho de bajar la presión. No obstante, según el grado de hipertensión, la presencia o no de afectación de algún órgano o, en definitiva, el riesgo de padecer alguna complicación cardiovascular, determinará qué medicamentos son mejores para bajar la presión en cada paciente de modo individual.
Muchas veces, para lograr normalizar la presión son necesarios más de dos medicamentos. Estas combinaciones de dos medicamentos es mejor que se tomen en una sola pastilla (combinación fija) que en dos pastillas (una para cada medicamento individual).
El medicamento se ha de tomar cada día y no únicamente cuando uno cree que está “alto de presión”.
Nuevas terapias
En aquellos pacientes en los que no es posible la normalización de la presión a pesar de cambios adecuados del estilo de vida y de tomar un mínimo de 3 medicamentos bien combinados y a dosis plenas, lo que se conoce como hipertensión resistente, existen algunas alternativas terapéuticas.
Siempre se debe comprobar que el cambio del estilo de vida se ha hecho correctamente, que el cumplimiento del tratamiento es bueno, y que no haya otros factores que ayuden al no control de la presión como puede ser la interacción con otros medicamentos (como los antiinflamatorios), o la presencia de apnea del sueño.
También se debe tener en cuenta la posibilidad de que el tratamiento no funcione a causa de la existencia de una enfermedad concreta que eleva la presión, lo que conocemos como hipertensión secundaria. Por ejemplo la ingesta de drogas como la cocaína, tumores productores de sustancias que suben la presión, entre otras.
Para casos muy seleccionados y, sin que por el momento se tenga mucha experiencia, existen dos nuevos tipos de tratamiento intervencionista para los hipertensos resistentes:
- Estimulación de barorreceptores carotídeos. Consiste en la estimulación eléctrica permanente de unos nervios del seno carotídeo (situados en el cuello) mediante un dispositivo implantado bajo la piel (similar a un marcapasos). Además de un discreto riesgo asociado a la cirugía, el sistema es muy caro y no funciona en todos los pacientes.
- Denervación renal. Destrucción bilateral de nervios renales que se encuentran a lo largo de la arteria renal mediante un catéter de ablación por radiofrecuencia que se inserta por vía percutánea (a través de un parche que se adhiere a la piel que permite el paso de algunas sustancias hasta llegar a los capilares dérmicos) en la arteria renal. Aparentemente funciona en algunos pacientes. Es un sistema caro y su eficacia no ha sido suficientemente probada.