La mayoría de los tejidos del feto contienen células madre que impulsan el rápido crecimiento y desarrollo de los órganos. Al igual que en las células madre adultas, las células madre fetales son, en general, específicas del tejido.
Y generan los tipos de células maduras que se encuentran dentro del tejido u órgano determinado en el cual se hallan.
Las células madre embrionarias se cultivan a partir de células encontradas en el embrión de tan sólo unos pocos días de edad.
En humanos, ratones y otros mamíferos, el embrión, en esta etapa, es una pelota constituida de aproximadamente 100 células conocida con el nombre de blastocisto y está constituida de dos partes:
- Una capa externa de células, o trofoectodermo, que formará la placenta que contiene al embrión conforme va creciendo en el útero.
- Un grupo interno de células, llamado masa celular interna, la cual es un agregado de 10-20 células. Estas células no están diferenciadas o especializadas y se multiplicarán y diferenciarán extensamente para formar los muchos tipos de células que se necesitan para formar un animal entero.
Las células de la masa celular interna son pluripotentes: pueden diferenciarse en cualquier tipo de célula en el cuerpo.
Células madre fetales. Un dilema ético
Las células madre embrionarias ofrecen la esperanza de nuevas terapias, sin embargo, su utilización ha sido muy discutida. Los diferentes países han elegido regular de maneras distintas la investigación con células madre embrionarias.
La mención de las células madre embrionarias en la publicidad es un tema que todavía divide la opinión. Pero, ¿Cuáles son exactamente los argumentos éticos y por qué son tan difíciles de resolver?
La investigación con células madre embrionarias plantea un dilema moral. Nos obliga a escoger entre dos principios morales:
- El deber de prevenir o aliviar el sufrimiento
- El deber de respetar el valor de la vida humana
En el caso de la investigación con células madre embrionarias, es imposible respetar ambos principios morales. Para obtener células madre embrionarias, el embrión temprano tiene que ser destruido.
Esto significa destruir una posible vida humana. Pero la investigación con células madre embrionarias podría llevar al descubrimiento de nuevos tratamientos médicos que aliviarán el sufrimiento de mucha gente. Entonces, ¿Qué principio moral debería ser más importante en esta situación? La respuesta reside en ¿Cómo vemos al embrión? ¿Tiene el estatus de una persona?
¿Qué aspectos se debaten?
La investigación con células madre embrionarias (CME) está en el centro de un intenso debate en el que se enfrentan opiniones encontradas. Los defensores de ambas posturas desean proteger la vida humana: ¿por qué, entonces, sus opiniones son tan distintas? El problema radica en cómo se conceptualiza el blastocisto humano.
Las CME se generan, principalmente, a partir de células del blastocisto humano, uno de los estadios más tempranos de la vida humana. El blastocisto, que tiene alrededor de 100 células, se forma por evolución del óvulo fecundado y puede sobrevivir solo por un breve período si no se implanta en el útero.
Típicamente, los blastocistos que se usan en investigación son recolectados, aislados y cultivados en laboratorios o en clínicas de fertilidad.
¿Qué motiva que haya distintas opiniones?
Algunos consideran que destruir un blastocisto para usar sus células equivale a destruir un feto.
Otros consideran que un blastocisto no es equivalente a un feto, porque un blastocisto que no se implante en el útero no tendría, en ningún caso, la posibilidad de prosperar.
Cada año, las clínicas de fertilidad crean blastocistos en exceso, que finalmente son destruidos.
Quienes están a favor de la investigación con CME opinan, en general, que usar las células de estos excedentes de blastocistos para la investigación y el desarrollo de tratamientos médicos que salven vidas humanas o mejoren su calidad es claramente preferible a desechar los blastocistos.
¿Dónde está el punto de encuentro?
Aquí radica la importancia del debate. Los debates y los intercambios de ideas sobre los aspectos morales y éticos de las CME ayudan a definir normas para regular la investigación científica y el desarrollo de tratamientos basados en el uso de células madre.
Es importante destacar que, aunque tengan opiniones muy definidas sobre qué es lo «mejor» para la sociedad, los partidarios de ambas posturas tienen el objetivo de tutelar la vida humana.
Entender este punto puede contribuir a fomentar el respeto mutuo y el compromiso hacia la búsqueda de un punto de encuentro.